Una ley de la administración de Bill Clinton permitía a jueces migratorios de Estados Unidos deportar a México a soldados que pelearon en Irak, Afganistán o Vietnam que cometieron delitos. Muchos de ellos alegan que se trataron de “errores” cometidos como consecuencia de estrés post traumático sin atender.

 

En este tenor, el actual presidente de Estados Unidos emitió una orden ejecutiva para iniciar un programa para explorar vías que permitan a estos soldados deportados regresar al país por el que pelearon.

 

La buena noticia

Muchos inmigrantes se unieron al Ejército estadounidense bajo la promesa de que serían recibidos con brazos abiertos al terminar su servicio. Como lamentablemente sucede a muchos veteranos, fueron abandonados a las consecuencias de las guerras en las que participaron sin que las promesas que les hicieron fueran cumplidas. Es por ello que la revisión propuesta por el presidente Joe Biden resulta un cambio importante en la política del país. Aunque es condenable que existan circunstancias para ingresar al Ejército por necesidad, el que las promesas que se les hicieron se cumplan es fundamental para el bienestar de quienes se vieron en la necesidad de hacerlo.

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