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Cómo una joven activista desafió a una poderosa compañía maderera y se convirtió en un ícono del movimiento ambiental global.

En un mundo donde las noticias sobre la destrucción ambiental a menudo dominan los titulares, la historia de Julia Butterfly Hill brilla como un faro de esperanza y determinación. En 1997, a la edad de 23 años,

Julia tomó una decisión que no solo cambiaría su vida, sino que también dejaría una huella imborrable en la lucha por la preservación del medio ambiente: se subió a una secuoya gigante apodada «Luna» y no bajó durante 738 días.

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