El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció que, a partir del 24 de agosto de 2023, comenzara a verterse el agua de la central nuclear de Fukushima al mar. A pesar de que la industria pesquera no está a favor de este plan, la Agencia Internacional de Energía Atómica anunció que dicho plan tendría un impacto radiológico insignificante en las personas y el medio ambiente.
El plan consiste en verter de forma gradual más de 1.3 millones de toneladas de agua al mar usando agua de lluvia, aguas subterráneas e inyecciones necesarias para enfriar los núcleos de los rectores que se fundieron en 2011.