Las autoridades islandesas declararon un estado de emergencia y evacuaron la ciudad de Grindavik, que alberga a unas 4 mil personas, debido a la detección de cientos de terremotos en la península suroeste de Reykjanes, señalando una mayor probabilidad de erupción volcánica. La Oficina Meteorológica de Islandia advirtió sobre la posibilidad de una erupción en un futuro cercano, por lo que los residentes fueron evacuados, pese a que no se emitió una orden de evacuación de emergencia.
La actividad sísmica intensificada sigue a una serie de terremotos en la región, y la alerta de aviación se elevó a naranja, provocando que las autoridades hayan cerrado la Laguna Azul, un destino turístico popular, y los científicos están monitoreando la actividad para evaluar los riesgos.
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