Resulta que sí tenemos un dios y señor de los movimientos de la tierra, sismos y terremotos. Se trata de Tepeyollotl que significa “el corazón de la montaña”. De acuerdo con Guilhem Olivier, doctor en historia e investigador de la UNAM, los mexicas convirtieron al jaguar en un dios bajo el nombre Tepeyollotl el cual se caracteriza por ser un felino rodeado de estrellas y que vive al interior de una cueva con forma lunar semicircular. Asimismo, la cultura náhuatl asociaba el rugir del jaguar al crujir de las montañas cuando se movían las placas tectónicas.

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